Hace algún tiempo, un amigo y comunicador me preguntó sobre mis motivaciones para escribir frecuentemente sobre el tema de responsabilidad social corporativa. Le respondí que generalmente las personas dedican mayor tiempo y atención a los asuntos que les interesan o que valoran. Es por ello, que considero importante concienciar sobre la necesidad de que cada ser humano y empresa desempeñe adecuadamente su rol social, para así alcanzar un desarrollo sostenible de nuestra sociedad, que beneficie a las generaciones presentes y futuras.

Además, le comentaba a mi amigo, que pienso que los profesionales de la comunicación o los especialistas en relaciones públicas, tenemos una gran responsabilidad en este asunto. Como comunicadores y asesores de las empresas tenemos la responsabilidad de promover una acción y una comunicación estratégica que contribuya con la mejora de nuestro entorno.

A lo largo de mi experiencia profesional, he tenido la oportunidad especial de desarrollar programas de responsabilidad social corporativa tanto para las empresas en las que he prestado servicio desde la vida corporativa, como a los clientes en mi papel de consultora. He podido ver, en primera fila y de forma directa, el impacto que la implementación de dichos programas ha tenido no sólo en las comunidades o en el entorno externo de la empresa, sino en los empleados y ejecutivos de la misma.

Puedo agregar, que mi vocación nació cuando trabajaba para el Citibank. Una de las dimensiones que se valoraba dentro del proceso de evaluación de desempeño de esta organización era, precisamente, la dimensión que definía el rol de cada empleado como ciudadano responsable y su nivel de contribución a una mejor sociedad. Allí nació mi interés en la RSC y se fortaleció con el nacimiento de primer hijo, ante la incertidumbre del futuro que estamos construyendo hoy para nuestros hijos.

La percepción

Recientes estudios han confirmado, una vez más, que la percepción de los diferentes públicos sobre lo que hacen las empresas para contribuir con el mejoramiento de su entorno no es suficiente, pues una empresa puede estar cumpliendo a cabalidad con los requerimientos legales, fiscales y técnicos, obteniendo buenos rendimientos financieros y, sin embargo, ser considerada como fría, superficial, indiferente o insensible a las necesidades o valores sociales muy preciados de su entorno.

En este contexto, es función del especialista en Relaciones Públicas trabajar dentro de la empresa para promover un comportamiento constructivo basado en la conciencia social. Y a lo externo de la empresa para persuadir al público de que su organización es un ciudadano corporativo respetable y con vocación social.

Es, cada vez más frecuente, que los públicos internos y externos demanden de las empresas su involucramiento en la búsqueda de soluciones a problemas sociales que nos impactan a todos. Ésta labor de asistencia no sólo mejora la calidad de vida, sino que crea una fuente de apoyo público a la empresa. Por su parte, la ciudadanía corporativa, refuerza su reputación y su capacidad de comercializar bienes y servicios, obteniéndose ampliamente la tan deseada “licencia social para operar”.

La apertura de RD

En nuestro país, iniciamos un proceso de apertura en lo relativo a la responsabilidad social, sin embargo, debemos de aclarar que lo que determina  una verdadera CONDUCTA EMPRESARIAL SOCIALMENTE RESPONSABLE ES LA CONTINUIDAD de este tipo de acciones positivas, que  las mismas sean consistentes a lo largo del tiempo. Se trata de que forme parte esencial del espíritu y filosofía de la empresa. Se requiere, pues, de una verdadera “conversión social”.

En una sociedad donde la rentabilidad parece ser el único factor que moviliza a la acción, es posible que se pregunte, entonces, ¿cuáles beneficios tienen las empresas con esta corriente de equidad y balance social y económico?

Estoy plenamente convencida de que hay más beneficios de lo que a veces podemos pensar, por citar algunas importantes ventajas, será posible obtener mayor y mejor imagen, percepción y valoración positivas por parte de los diferentes grupos de interés, recordación de marca, mayor identificación de los empleados con la empresa y un gran sentimiento de orgullo, por tanto, un mejor desempeño. En el fondo, posiblemente, el aspecto más relevante, la empresa verá crecer su sustentabilidad a largo plazo para competir con mayor ventaja en nuevos y más exigentes mercados.

Tengo la plena certeza de que las empresas que integren a sus agendas de trabajo y a sus operaciones diarias un comportamiento responsable, que exceda el cumplimiento de sus obligaciones básicas, no sólo podrán percibir grandes beneficios en términos de imagen y reputación sino que podrán sentir la gran satisfacción de trascender como organización y como seres humanos, saborearán el logro del deber cumplido con su entorno logrando generar mayor bienestar para todos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí