Un buen comunicador no necesita estar todo el tiempo conectado para ser bueno.

La salud es un estado de completo bienestar: físico, mental y social. No solamente es la ausencia de afecciones o enfermedades de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es uno de los activos más grandes del ser humano, sin ella en algunos casos no hay vida. Otros no se sienten prósperos o felices.

Desde antes de la pandemia los comunicadores ya tenían su bienestar amenazado: crisis económica, inseguridad laboral, noticias de última hora debido a la hiperconectividad, información oficial no verificada, amarillismo en algunos medios de comunicación, poco apego a la rigurosidad científica ante la desinformación o informaciones falsas, múltiples jornadas laborales por tener proyectos profesionales independientes o más de un trabajo, especialmente en Latinoamérica, donde la remuneración no es alentadora. Además del fanatismo religioso y el narcotráfico.

Una encuesta publicada por la International Coach Federation (ICMF) indica que el 70% de los periodistas calificó el impacto psicológico y emocional de afrontar la crisis del Covid-19 como el factor más desafiante durante su trabajo.

Un estudio de Reuters –conglomerado empresarial dedicado a la distribución de contenidos multimedia- reveló que un número significativo de periodistas que cubren la covid-19 muestran signos de ansiedad y depresión, mientras que una encuesta de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) – confederación de sindicatos y asociaciones de periodistas de la mayor parte del mundo- señaló que más del 5% de las mujeres periodistas vieron aumentar su nivel de estrés durante la pandemia, la mitad de ellas señalaron la alta carga de trabajo como causa principal.

La periodista y promotora de la salud mental, Hannah Storm, asegura que

¨tradicionalmente, los periodistas son muy resistentes, pero eso no significa que sean completamente intocables. Creo que es muy importante reconocerlo porque, en gran medida, nuestro sector es uno en el que la admisión de la vulnerabilidad es un problema y la gente ha sido tradicionalmente incapaz de dar la cara y admitir esa fragilidad¨

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y expertos médicos de la Universidad Internacional de Florida (FIU) en el marco del seminario virtual ¨Prensa, pandemia y coberturas de salud¨ llegaron a la conclusión que el periodismo colaborativo sigue emergiendo con fuerza en los medios de comunicación; más allá de la competitividad y las diferencias entre las naciones. Apoyaría eficazmente contra la desinformación y la información falsa.

El desenlace del encuentro hace un llamado a redoblar los esfuerzos por la salud física y emocional de los periodistas que también están siendo víctimas de desorden de estrés postraumático a causa de los rigores de la pandemia.

Finalmente, se propone hablar del ¨burnout¨, ansiedad, depresión, estrés postraumático y hasta de suicidio en periodistas. Reconocer que un buen periodista no es el que está conectado todo el tiempo, es parte de los paradigmas que arrastramos de generación en generación. Con esto rompemos el tabú y damos espacio a que los comunicadores muestren su vulnerabilidad en una cultura de apertura y empatía y sean conscientes del bienestar, especialmente mental.

Generar una cultura de inclusión dentro de las agendas de los sindicatos y capacitaciones sobre el bienestar mental. De lo contrario, no habrá un buen periodismo o se generará abandono por agotamiento, ansiedad, stress y, por tanto, habrá menos periodistas, pluralidad en los medios y la calidad del periodismo morirá.

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