La imagen no se limita únicamente a la apariencia física, sino también al lenguaje no verbal
En un mundo cada vez más visual y conectado, la imagen que proyectamos tiene un impacto significativo en cómo somos percibidos. Ya sea en el ámbito personal o profesional, nuestra imagen influye en la manera que nos relacionamos con los demás y cómo se nos valora. En este artículo, exploraremos cómo la imagen afecta nuestra marca personal y cómo podemos utilizarla de manera efectiva para transmitir los mensajes correctos.
El psicólogo norteamericano Albert Mehrabian, considerado como el padre de la comunicación no verbal, concluyó que el 93% de la comunicación es no verbal; por tanto, es necesario prestarle mucha atención a la imagen y marca personal.
A continuación, te presento cinco aspectos para tomar en consideración al momento de proyectarte:
1. La primera impresión: la imagen es la tarjeta de presentación de nuestra marca personal. En los primeros segundos de un encuentro, las personas hacen un filtro y generan pensamientos y opiniones sobre quiénes somos, cómo somos, qué nivel de éxito o fracaso podemos tener según nuestra apariencia, además de juzgar nuestro nivel socioeconómico. Por tanto, una imagen bien cuidada y coherente a nuestros valores y objetivos generará una impresión positiva; al contrario, una imagen descuidada o incoherente puede perjudicar nuestra marca personal.
2. Conocer y ser fiel a nuestro estilo personal: la imagen que proyectamos debe ser una expresión auténtica de quiénes somos. Esto implica estar en sintonía con nuestros valores, personalidad y estilo de vida, que se resume y se refleja en nuestra imagen, en nuestro estilo personal. La elección de la ropa, el estilo de peinado, el cuidado de la piel y otros aspectos de la apariencia personal juegan un papel importante en la formación de nuestra
imagen. Es fundamental adaptar nuestro vestuario y aspecto a diferentes contextos, como el profesional, social o casual, para transmitir el mensaje adecuado en cada situación.
3. Lenguaje no verbal: Nuestra imagen no se limita únicamente a la apariencia física, sino también al lenguaje no verbal. La postura, los gestos, el tono de voz y otros aspectos de la comunicación no verbal tienen un impacto significativo en cómo nos perciben los demás. Es esencial prestar atención a estos detalles y utilizarlos a nuestro favor para reforzar nuestra
marca personal. En la era digital, nuestra imagen trasciende los encuentros cara a cara. Las redes sociales y las plataformas en línea juegan un papel crucial en la construcción de nuestra marca personal. Es importante gestionar nuestra presencia en línea de manera estratégica, compartiendo contenido relevante, profesional y coherente con nuestra identidad.
4. Cuidar los detalles: Una imagen sólida y bien cuidada puede abrir puertas y generar oportunidades, tanto en el ámbito personal como profesional. Las personas tienden a confiar y buscar asociaciones con aquellos que proyectan una imagen positiva, segura y profesional. Una marca personal sólida nos diferenciará de la competencia y nos permitirá destacar en un mercado cada vez más competitivo.
5. Importancia de crear un ‘signatura’ o sello que nos identifique: en un mundo de tanta competencia e impresiones efímeras es esencial destacarse para tener éxito. En este contexto, la creación de un ‘signatura’ o sello en la marca personal se ha convertido en una estrategia poderosa y efectiva para dejar una huella perdurable en la mente de las personas.
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Finalmente, la imagen que proyectamos tiene un impacto poderoso en nuestra marca personal. Una imagen cuidada, auténtica y coherente con nuestros valores y objetivos nos ayudará a establecer relaciones sólidas, atraer oportunidades y alcanzar el éxito tanto en el ámbito personal como profesional. No subestimemos el poder de nuestra imagen y trabajemos en ella de manera estratégica para construir una marca personal sólida y perdurable.