Todos estamos conscientes de que en solo tres meses nuestro mundo ha cambiado totalmente, podemos decir que a 180 grados, porque ahora vemos todo desde otra perspectiva.

Aunque somos las mismas personas, en un gran porcentaje hemos cambiado nuestra forma de apreciar algunas cosas, nuestros gustos, patrones de consumo y hasta la forma de comunicarnos. Hemos desarrollado una increíble atención por la capacitación y por las conferencias de diversos temas.

La necesidad de estar informados y mantener el contacto con nuestros relacionados, así como mantener el “networking”, se ha incrementado, podríamos entender que es por las restricciones que implica mantenerse en salud.

Un gran número de marcas enfrentan un gran reto, porque aunque sus ventas se mantienen en una línea bastante aceptable, su comunicación con los consumidores no necesariamente es la mejor. Lo que nos lleva a recordarles que, aunque sus ventas continúen, no es bueno quedarse callados.

Si nuestros públicos objetivos se han transformado, si están viviendo un momento diferente, si han integrado nuevos hábitos o patrones de consumo, entonces nosotros probablemente debemos redefinir nuestra línea de comunicación.

El silencio no es opción

Quedarse callados no es una opción, aun cuando las ventas vayan bien, porque puede interpretarse como una indiferencia que nos puede pasar factura cuando toda esta situación termine. Sí, porque algún día debe finalizar.

Debemos activar nuestra responsabilidad y enfocar la comunicación hacia la sensibilidad que como marca mostramos hacia lo que nuestros consumidores están viviendo. Debemos enviar mensajes de empatía a través de los canales activos que impactan nuestro target.

Por otro lado, es importante contribuir con soluciones hacia los problemas comunes que todos estamos enfrentando, independientemente del área de negocio en que se encuentre.  Aunque parezca llover sobre mojado, informar sobre medidas de seguridad, hábitos saludables, estrategias financieras, y hasta llevar un poco de entretenimiento, puede elevar el valor de una marca.

Es importante considerar en la línea de comunicación que el público en general dispone de más tiempo para analizar la información que llega a través de los canales de comunicación directa de las marcas. Pueden interactuar y dar seguimiento por más tiempo. Además, están muy susceptibles y algunos emocionalmente vulnerable por lo que la pandemia les ha obligado a vivir. En resumen, no están dispuestos a quedarse sin respuestas o recibir información incorrecta.

Como pólvora

Vivimos un momento donde las noticias, reales y falsas, corren como pólvora en las diversas plataformas de redes sociales, por lo que las marcas deben convertirse en fuente fidedigna de su propia información.  Además de valerse de medios establecidos que gocen de credibilidad y buena reputación para la difusión de los mensajes.

Aunque se ha incrementado el consumo de la web, sobre todo de plataformas como Youtube, los medios tradicionales que se han actualizado en el mundo digital siguen siendo los que gozan de gran credibilidad, por lo que no los debemos dejar fuera de nuestra estrategia. El pastel de los medios a utilizar se divide un poco más, sin embargo, no es un tema de sustituir, es de incluir nuevos.

Definitivamente, si nuestro público se ha visto en la necesidad de cambiar sus hábitos, nuestra marca debe revisar y adaptar su comunicación. Esto no implica necesariamente abandonar todo lo que estábamos haciendo, es no conformarnos pensando que ya lo sabemos todo. Es actualizar el tono, redefinir el mensaje y revisar los canales y la forma de colocación.

Se trata de que cuando todo esto pase, porque pasará, su marca se mantenga activa y preferida en la mente del consumidor. Y que la decisión de compra esté basada en la necesidad cubierta y la relación especial que se ha creado, no en la imposición generada por la crisis.

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