Redes sociales: ventana que utilizan empleadores para valorar al profesional en un puesto de trabajo

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Hace 30 años, el único conocimiento que podía tener tu jefe sobre ti era lo expuesto en tu currículum, salvo que te conociera anteriormente por una u otra razón. Esto aplica solo de entrada, pues si te eligen para la vacante, está en tus manos la información personal que compartas con tu jefe y con los demás colegas.

Ahora, con nuestras vidas voluntariamente expuestas a través de las redes sociales, muchas veces de forma totalmente abierta, cualquier persona tiene acceso a ver nuestras vidas de una forma mucho más activa, incluyendo a nuestros jefes o posibles reclutadores.

En esencia, que tu jefe quiera seguirte en redes sociales no tiene nada de malo, pues es una persona más. Sin embargo, esto puede verse como un problema para muchos, ya que las redes sociales son un espacio donde las personas tienden a sentirse libres de expresar sus pensamientos, mostrar sus gustos, sus opiniones y, en general, reflejar una parte de sus vidas, características que no siempre coinciden con la personalidad e imagen que proyectan en el trabajo.

La cultura empresarial
Esto no significa que tienes una doble vida si lo escrito anteriormente te identifica. Todo lo contrario, eres una persona que abraza su individualidad y que utiliza las redes para lo que fueron creadas. El inconveniente surge cuando la cultura empresarial entra en juego, la cual exige unas conductas, hábitos y comportamientos específicos de los empleados que varía según la empresa.

La seriedad, formalidad y compostura son solo algunas de las expectativas del ámbito profesional que caen sobre nuestros hombros al formar parte de esta cultura y, a menudo, esto genera estrés entre los empleados por tener que actuar de una forma que no corresponde con su personalidad. Esto depende mucho del ambiente laboral al que perteneces, porque hay muchas empresas que tienen una cultura liviana donde estos parámetros son cosas del pasado.

No es decir que estas cualidades están mal; son totalmente necesarias para cultivar un ambiente laboral fluido y armonioso, pero cuando el lugar donde se labora es muy estricto con esto, hasta llegar a un nivel de toxicidad, nace el miedo a que tu jefe o compañeros vean tu perfil.

Esto se vuelve una realidad especialmente para los comunicadores, quienes de manera predeterminada deben sostener una imagen profesional impecable por la naturaleza de su labor. Para el comunicador, todas sus redes son una carta de presentación sobre la cual pueden ser valorados por su público objetivo y por potenciales empleadores.

Aquí muestran sus quehaceres laborales, sus logros profesionales, sus proyectos y también sus aspiraciones. En base a sus perfiles se determina si realmente ejercen la comunicación, si están actualizados con las tendencias, si opinan sobre temas de la palestra y si aportan valor a la comunidad. Estas acciones siempre han sido un requisito para los comunicadores, y ahora con más intensidad por las redes sociales.

Aunque esto sea una realidad, las redes no suelen ser un punto determinante a la hora de reclutar personal. Así lo indica Jabelyn Feliz, coordinadora de Recursos Humanos en Newlink Dominicana, cuando se le preguntó si las redes sociales se toman en cuenta al evaluar el perfil de un potencial empleado.

“No, esto es parte de su vida personal. Pero, puede ser algo que se puede tomar en
cuenta al momento de reclutar dependiendo de la naturaleza del puesto.”

Recomienda ser cuidadosos con las publicaciones en redes. Aunque no determina
el proceso de reclutamiento, puede influir el mal comportamiento en las mismas.

En el caso de los empleados, al momento de participar en actividades de la empresa, debe siempre recordar que representa la misma y no a la persona. Plantea que debemos cuidarnos y no subir cosas que afecten la imagen. En caso de que esto pase, indica que se conversaría con el empleado de manera retroalimentativa.

Las redes y los empleadores

Foto: shutterstock
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Hay veces que simplemente quieres compartir un parte de tu vida que no está relacionada al trabajo. Para esto el especialista en redes sociales y estratega de marketing, Edgar Argüello, compartió con su robusta comunidad de LinkedIn, el artículo “Tu jefe quiere seguirte en redes sociales” donde enuncia varios consejos para manejar esta situación.

“Hay que tener cuidado con ciertos contenidos que podríamos publicar que estarían en conflicto con los valores de la empresa, o pudieran comprometernos de una manera incómoda con la organización. Recuerda que, si eres empleado, de por si eres un embajador de la marca… aunque no hayas firmado nada… es implícito”.

En la misma publicación, enfatiza la importancia de privatizar tu perfil para evitar que personas aleatorias tengan acceso a información sobre tu vida. Así mismo habla sobre la coherencia como una clave para proteger tu imagen profesional y personal.

Sin embargo, no todos los jefes se fijan en las redes sociales para valorar a sus empleados. El experto en comunicación estratégica, Eduardo Valcárcel, se fija en cualidades específicas de sus colaboradores como la formación profesional y su inteligencia emocional, en el carácter, la rapidez de decisión, su capacidad de análisis y gestión de la presión, su actitud hacia el trabajo colaborativo y resultados de sus entregables. Afirma que no valora en base a las redes.

Indica: “Sé bien las fronteras de las redes sociales personales y los entregables
como profesional. He conversado con algunos colaboradores sobre “el cómo”, no
“el que o el contenido” de algunas situaciones puntuales, siempre de forma
constructiva.”

Suele recomendar promover buenas prácticas, cuidar los ‘fakenews’, tener criterio y cuidar el comportamiento por las funciones que desempeñamos y porque “el internet no olvida”.

Las redes sociales pueden aportar valor agregado a nuestro perfil profesional y mientras más curados estén en alineación con nuestros objetivos, más provecho podemos sacar de ellas, pero esto no significa que debemos estresarnos completamente con proyectar una faceta laboral idónea en cada una de ellas, y mucho menos pensar que nuestra calidad como profesional se evaluará en base a este factor. La clave está en conseguir el balance entre ambas partes para poder mostrar lo mejor de ti en cada una de tus facetas.

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