Imagen de rawpixel.com en Freepik
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Hace unos días, mientras entraba a una plaza, viví una escena que resuena con una lección importante sobre la comunicación y la educación cívica. Coincidí con un viceministro, quien, al detenerse a sacar dinero de un cajero bancario, se convirtió en el centro de atención de una situación que, aunque trivial en apariencia, ofrece profundas reflexiones sobre la imagen que proyectamos y el comportamiento cívico que a veces olvidamos.

El viceministro estaba acompañado por su chofer, quien, aparentemente sin darse cuenta de las implicaciones, decidió estacionar en un lugar que bloqueaba el acceso al área de parqueo. La seguridad de la plaza, haciendo su trabajo con profesionalismo, se acercó amablemente para indicar que había espacios disponibles y que la ubicación del vehículo estaba obstruyendo el camino, afectando a otros conductores, incluida yo misma, que deseaba estacionar mi vehículo.

El incidente me llevó a reflexionar sobre dos aspectos cruciales: la importancia de la capacitación en la comunicación y la necesidad de reforzar valores cívicos en la educación.

La capacitación, un reflejo de nuestra marca

La actitud del chofer reveló una falta de formación adecuada en cómo su comportamiento afecta la percepción de la marca que representa. La capacitación no solo se trata de enseñar habilidades técnicas, de la misma manera de inculcar un entendimiento profundo de cómo cada acción y decisión impacta la imagen de la entidad o persona que se representa. Cada interacción, por pequeña que sea, contribuye a la percepción pública.

En el contexto de la gestión de una imagen, el equipo de cualquier figura pública, desde un viceministro hasta un ejecutivo de una empresa, debe estar bien entrenado para manejar situaciones cotidianas con sensibilidad y respeto hacia el entorno y las personas. La formación en habilidades sociales y de comunicación es fundamental para evitar que incidentes como este se conviertan en oportunidades para críticas innecesarias.

El comportamiento del chofer, aunque no malintencionado, sugiere una falta de conciencia sobre cómo sus acciones pueden ser interpretadas por los demás. La capacitación en servicio al cliente y en gestión de imagen debe incluir estos aspectos, garantizando que cada miembro del equipo entienda y valore su rol en la representación de la marca o institución.

La educación cívica, un pilar olvidado

Este incidente también pone de relieve la necesidad de retomar la enseñanza de la asignatura de moral y cívica en las escuelas. La educación cívica, que en muchos lugares ha sido relegada a un segundo plano, es crucial para formar ciudadanos responsables y conscientes de sus acciones. En su esencia, esta materia trata sobre normas, leyes, valores y comportamientos que contribuyen a una convivencia armoniosa en sociedad.

En el caso del chofer, la falta de consideración por el espacio público y la obstrucción del acceso son manifestaciones de una falta de educación cívica. La asignatura de moral y cívica enseñaba, entre otras cosas, el respeto por los demás y la importancia de actuar de manera que favorezca el bien común. Retomar esta asignatura en el currículo escolar puede ayudar a inculcar en las nuevas generaciones una mayor conciencia sobre cómo sus acciones afectan a los demás y cómo contribuir al bienestar general.

La comunicación con empatía, un llamado a la acción

Como sociedad, necesitamos cultivar una comunicación más empática y un comportamiento cívico más sólido. La empatía implica entender las necesidades, perspectivas de los demás, actuar de manera que refleje respeto y consideración. En un entorno profesional, esto se traduce en la forma en que interactuamos con nuestros clientes, colegas y el público en general.

La historia del viceministro y su chofer destaca la importancia de ser conscientes del impacto de nuestras acciones y cómo estas pueden ser percibidas por los demás. No es solo una cuestión de cumplimiento de normas, también de construir una imagen de respeto y profesionalismo que se refleje en cada acción que tomamos.

El incidente que observé sirve como un recordatorio de que cada miembro de un equipo, ya sea en el ámbito público o privado, tiene un papel en la construcción y mantenimiento de una buena imagen. La capacitación adecuada es esencial para asegurar que todos comprendan la importancia de sus acciones. Además, es imperativo retomar la educación cívica en las escuelas para formar ciudadanos más conscientes y responsables. Al hacerlo, mejoráremos nuestra comunicación y comportamiento individual, además de que contribuiremos a una sociedad más respetuosa y empática.

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