Fake news

“Fake news” es un término que se ha popularizado en demasía, el mismo se refiere a la publicación y difusión de “noticias falsas”, aunque personalmente me gustaría llamarlas “informaciones falsas”, pues sí es una noticia es porque es real.  

Es importante destacar que esta práctica ha existido desde la antigüedad. Sin embargo,  fue en 2016, entre campañas políticas y con el ascenso al poder del presidente norteamericano  Donald Trump, cuando el término se popularizó, de tal manera que el nuevo presidente norteamericano lo utilizó para minimizar la confianza de las personas en la prensa local y denigrar a sus adversarios. Fue tanto así que podría apostar que esta “táctica” fue la que lo llevó al poder. 

Es desde este momento cuando los diferentes líderes mundiales se empiezan a hacer eco del término “fake news” y a desacreditar al periodismo cuando este no los favorece. Desde Brasil hasta Filipinas, sin importar si son gobiernos de derecha o izquierda, políticos como Jair Bolsonaro, Nicolás Maduro, Rodrigo Duterte o Najib Razak han usado la estrategia de Trump para atacar a los medios.

Además, no es una técnica que usan solo los políticos, pues empresarios, artistas y hasta dirigentes deportivos han utilizado esteas bajo la manga”. El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, indicó en 2017 que las críticas a su liderazgo y a su administración estaban basadas en “fake news”.

“El ataque a la FIFA se ha convertido en un deporte nacional en algunos países”, dijo Infantino.

Un caso que sacudió el avispero y causó mucha conmoción es el del ex primer ministro de Malasia Najib Razak, quien se vio involucrado en un escándalo de corrupción luego de que millones de dólares del fondo de inversión del Estado desaparecieron.

The Wall Street Journal  publicó que “investigadores creían que el dinero entró a las cuentas del mandatario”. Razak dijo que las acusaciones, incluidas las de “un reconocido periódico extranjero”, eran “fake news”. Sin embargo, en septiembre de 2018, Najib Razak fue arrestado por corrupción. En ese momento se mostró “sorprendido y molesto” porque el dinero perdido apareció en sus cuentas. Según él, no sabía nada y el caso aun sigue en investigación.

Pero no nos vayamos muy lejos. En nuestra República Dominicana hace poco fue publicada la última lista de ascensos correspondientes a la Policía Nacional y demás instituciones y todos recordamos la trifulca que se desarrolló, días después, en el Palacio de la Policía Nacional, debido a un audio que se difundió por la aplicación de mensajería instantánea, wasap, donde se les decía a los policías que “debían realizar una huelga, pues sus ascensos no se les serían otorgados”. 

Hace una semana  se difundió también por esta vía un video en el que se muestra cuando un vehículo intercepta a otro dentro de un túnel para asaltarlo. De primera mano se dijo que esto había ocurrido en el túnel de la Ortega y Gasset. Sin embargo, al día siguiente los medios desmintieron esta información asegurando que este video corresponde a un hecho ocurrido en Perú. 

Denigrar a la prensa, acusándola de creadores de informaciones falsas, se ha convertido en un deporte olímpico, el cual ha sido una herramienta poderosa para diferentes líderes mundiales, buscando de esta manera eliminar las críticas en su contra y mantener sus bases políticas, además de hacer que las personas pierdan la confianza en periodistas y medios de comunicación.

Es evidente el alcance que llegan a tener las informaciones falsas y cómo pueden llegar a confundir hasta el más experto, como lo son los medios. Debemos tener mucho cuidado al momento de compartir una información de medios que no sean de  entera confianza.  Esto es algo que no podremos detener, pero que al menos podríamos mantener bajo control si todos colocamos nuestro granito de arena. Tengan cuidado al compartir información, verifiquen las fuentes, las imágenes, publicaciones, quién escribió esto, el porqué lo hizo y confirmar con otras fuentes de confianza.

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